Hoy,
11 de agosto de 2012, se cumple 76 años del vil asesinato de Blas Infante
Pérez, padre de la Patria andaluza, en manos de la derecha andaluza.
Infante es un desclasado como he dicho. Por consiguiente mucho más que un regionalista andaluz esencialmente era un revolucionario y parte de principios revolucionarios. A mi juicio no siguió un camino recto hacia la revolución por el hecho, tan simple en apariencia, de morir cuando tenía que haber respondido al reto de la guerra civil. Metiéndome en el terreno de la inducción más que de la conjetura, me atrevo a presuponer que si la “vieja saña alzada” no hubiera acabado con Don Blas éste hubiera concluido defendiendo las doctrinas marxistas, pues hay momentos en su obra en que parece que está al borde de aceptar la concepción del mundo que va implícita en la metodología del materialismo histórico.
En
su memoria, recuperamos un fragmento de la introducción escrita por el
socialista Enrique Tierno Galván al más destacado texto escrito por Infante, El
Ideal Andaluz, que fue el germen de la futura Autonomía Andaluza, que ahora la
derecha social, mediática y política española, representada por el PP, quiere
eliminar.
Infante es un desclasado como he dicho. Por consiguiente mucho más que un regionalista andaluz esencialmente era un revolucionario y parte de principios revolucionarios. A mi juicio no siguió un camino recto hacia la revolución por el hecho, tan simple en apariencia, de morir cuando tenía que haber respondido al reto de la guerra civil. Metiéndome en el terreno de la inducción más que de la conjetura, me atrevo a presuponer que si la “vieja saña alzada” no hubiera acabado con Don Blas éste hubiera concluido defendiendo las doctrinas marxistas, pues hay momentos en su obra en que parece que está al borde de aceptar la concepción del mundo que va implícita en la metodología del materialismo histórico.
Pero
la guerra no permitió la gran experiencia. No tuvo la oportunidad que tuvo
Antonio Machado y otros intelectuales. Desde este punto de vista la guerra
civil fue la gran piedra de toque. Se pueden contar con los dedos de las manos
los intelectuales de mucha talla que siendo burgueses por conciencia de clase o
condición familiar, siguieron un proceso de desclasamiento y acabaron
identificados con el pueblo y metidos de lleno en la clase de los explotados
dispuestos a defenderlo y compartir sus posicionamientos de clase has el fin. A
mi juicio, es éste un signo de absoluta grandeza y no es frecuente que el
hombre acceda a la grandeza vital e intelectual al mismo tiempo. Muy pocos son
los ejemplos de personalidades de excepción que podemos citar, son muchos de
personalidades intermedias o de las que ya estaban en este camino y siguieron
pero son muy pocos los intelectuales sobresalientes en alto relieve, que ante
la prueba de la guerra respondieron con el desclasamiento en lugar de seguir la
vía burguesa, aunque fuera desde posiciones críticas respecto a la dictadura.
Repito, quizá porque es tema en el que he pensado muchas veces, que Infante
hubiera expresado de modo público y notorio su pérdida de conciencia de clase y
la recepción de una nueva, de modo explícito pues su muchísimo talento, la
natural bondad y la grande erudición que poseía, le hubiera convertido de haber
vivido, en un compañero más. Tan fuerte es en mí esta idea, que tengo que
reprimirme para no escribir el Compañero Infante.
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