A continuación publicamos dicho Manifiesto.
El último informe del Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (IPCC) vuelve a advertir que sólo un gran cambio institucional y tecnológico, acompañado de sustanciales inversiones, puede detenerlo.
El Cambio Climático es el nuevo tiempo que ya estamos viviendo, y cuanto más tarde incorporemos esta realidad incontrovertible a nuestros patrones de vida, peores serán las consecuencias y más caro nos resultará hacer frente a las mismas.
La política ya no llega a tiempo de evitar el calentamiento global, pero tiene el deber inexcusable de hacer todo lo que esté en su mano para limitar el alcance de sus consecuencias, y de prepararnos para vivir en un país y en un Planeta distintos de los que hemos habitado durante siglos.
A un Gobierno se le exige capacidad de anticipación, porque de ahí se deriva un bien extraordinariamente valioso para la sociedad tal y como la conocemos: la seguridad.
Pero aún más, el Gobierno de un país especialmente vulnerable al fenómeno como es el nuestro, tiene la obligación de situarse en la vanguardia de los más comprometidos en la lucha contra sus causas.
Hemos de considerar la seguridad ambiental como un asunto de Estado en la agenda de los grandes acuerdos internacionales, y materia de un gran pacto intergeneracional porque sus efectos irán golpeando cada vez con más fuerza a las sucesivas generaciones en las décadas venideras. Hablamos de solidaridad en dos planos, la que ha de dirigirse hacia los más vulnerables que están sufriendo con mayor virulencia los efectos del Cambio Climático hoy, traducidos en una lacerante desigualdad, y la que tiene como destinatarias a las futuras generaciones.
Pero en una estrategia de tan largo alcance, el compromiso ha de ser construido y asumido por todos para que tenga éxito, por la sencilla razón de que nos lo jugamos casi todo en este envite. Sólo un Partido y un Gobierno convencidos de la dimensión del reto que supone enfrentarse al Cambio Climático serán capaces de liderar a la sociedad en un empeño en el que no caben ni el escepticismo, ni el tacticismo político.
LAS Y LOS SOCIALISTAS CON MOTIVO DEL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE INCIDIMOS EN NUESTROS COMPROMISOS CON LA SOSTENIBILIDAD:
Es necesario abordar una ambiciosa transición energética que coloque a nuestro país en los objetivos de la Hoja de Ruta UE 2050 en los plazos fijados. Imprescindible para garantizar la competitividad del tejido productivo del país, y salvaguardando la seguridad y accesibilidad de un servicio imprescindible para los ciudadanos.
Resulta inaplazable tejer un gran acuerdo de país sobre el agua
Las inercias de gestión heredadas comienzan a evidenciar las debilidades e ineficiencias que se preveían diez años atrás. El acceso al agua es ya un derecho humano, y como tal se hace preciso blindar su cualidad de bien público.
No será posible garantizar una cuota razonable de seguridad alimentaria si previamente no se han trazado nítidamente las hojas de ruta en las políticas de energía y de agua, pero es evidente que España necesita dotarse de una estrategia agraria que permita superar las crecientes incertidumbres que se ciernen sobre los sectores agrícolas, ganaderos y forestales, y su dependencia de la biodiversidad que garantiza su sostenibilidad.
Los océanos se identifican hoy como la gran asignatura pendiente en el concierto internacional, y un foco creciente de tensiones por su papel estratégico ya en el corto plazo.
Pero no podemos obviar que también son la barrera que determinará la dimensión de las consecuencias del Cambio Climático. Somos un país de tierra y mar, y como tal hemos de aportar iniciativa y liderazgo en el diseño de políticas marítimas integradas (pesca, transporte, turismo, reserva de biodiversidad...), rompiendo con los intereses exclusivos y excluyentes que unos y otros pretenden como prioritarios.
Los desplazamientos migratorios son ya hoy una prioridad en el marco de la geopolítica, pero afectan muy especialmente a los territorios fronterizos entre el desarrollo y el subdesarrollo.
Ya no hay duda de que esta tensión se verá exponencialmente incrementada en forma de desplazamientos climáticos de enormes dimensiones. Y son precisamente los territorios fronterizos los que pueden aportar un mayor conocimiento en el diseño de mecanismos de cooperación para hacer frente a un riesgo creciente que ninguna valla será capaz de conjurar, por alta que ésta sea.
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