Hoy
ofrecemos el discurso íntegro del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez,
que pronunció durante el Debate de investidura del candidato del Partido
Popular, Mariano Rajoy.
Durante el
mismo el PSOE se ha reafirmado en su posición de no votar ni abstenerse para
investir al candidato de la derecha como presidente del gobierno.
Gracias,
presidenta. Señorías, buenos días,
Señor
candidato, Seré claro y directo.
El grupo
parlamentario socialista votará en contra de su candidatura a la presidencia
del Gobierno. Y lo vamos a hacer con total y absoluto convencimiento, por
coherencia con nuestro ideario político, por el compromiso adquirido con
nuestros votantes y por el bien de nuestro país. Porque España necesita con
urgencia un Gobierno; no un mal Gobierno.
España
necesita con urgencia un Gobierno que haga posible una recuperación económica
que sea justa, y acabe con el mal Gobierno de los continuados incumplimientos
presupuestarios y en el agotamiento de los recursos acumulados durante años de
esfuerzo por todos los españoles.
España
necesita un Gobierno que recupere el derecho a un trabajo digno y acabe con el
mal Gobierno que ha promulgado una reforma laboral, que ha condenado el
presente y el futuro de millones de españoles.
España
necesita un Gobierno que devuelva a la sanidad pública, a la educación, a las
pensiones, a la dependencia el indispensable compromiso público que su mal
Gobierno ha despreciado durante estos años.
España
necesita un Gobierno que persiga, castigue e impida la extendida corrupción
política instaurada en torno suyo, señor candidato, y que su mal Gobierno con
evidente alevosía ha amparado y protegido durante años.
España
necesita un Gobierno que resuelva la crisis territorial que sufrimos, un
Gobierno que crea en las instituciones públicas, que les dote de los medios
necesarios para desarrollar sus funciones y les garantice la necesaria
independencia que su mal Gobierno ha eliminado como práctica cotidiana.
En
definitiva, señorías, España necesita un Gobierno que recupere los derechos y
libertades cercenados por el mal Gobierno que ha impuesto durante estos últimos
años un recorte y una amputación de derechos y libertades.
España
necesita un Gobierno, sí, por eso votaremos en contra a la continuidad de su
mal Gobierno, señor candidato.
Señorías,
Ocho meses
después, el señor Rajoy ha cumplido con su responsabilidad de exponer su
programa político y solicitar la confianza de la Cámara. Ocho meses durante los
cuales el señor Rajoy, el hoy candidato, ha mantenido un comportamiento a
nuestro juicio irresponsable para con la democracia y sus instituciones.
- Primero,
negándose a presentar su candidatura a la investidura durante la pasada
legislatura.
- Segundo,
sembrando dudas sobre si acudiría o no al Parlamento, tras haber dicho sí a la
propuesta del Jefe del Estado.
- Tercero,
ocho meses después, subiendo a la Tribuna del Congreso sin los apoyos
suficientes para ser investido, convirtiendo en consecuencia este debate en la
“crónica de una derrota anunciada”.
Miren, para conseguir
la presidencia de esta Cámara, el Grupo Parlamentario Popular no tuvo problema
en alcanzar un acuerdo con otras fuerzas parlamentarias de este Congreso. Sin
embargo, ni siquiera ha intentado repetir ese pacto para mantener su
continuidad como presidente del Gobierno. Porque ese es su único interés real,
señor Rajoy, tratar de mantenerse usted, como sea, en la presidencia del
Gobierno. Y para esa pretensión, lo cierto, lo real, lo serio, es que usted no
cuenta usted con el apoyo suficiente.
Permítame
decírselo con sus propias palabras: “El señor candidato, en lugar de intentar
articular una mayoría suficiente, ha preferido no hacerlo por razones que nada
tienen que ver con el Gobierno de España o con los intereses de los españoles,
sino exclusivamente con los planes particulares del señor candidato”. Son sus
palabras, aunque le parezca insólito, señor candidato.
Y siguiendo
con sus propias palabras, señor candidato: “Ha venido usted, sin que nadie le
hiciera sombra, a presentar una candidatura para formar Gobierno cuando, en
realidad, no ha movido un dedo para formarlo. A lo mejor usted pretende que
alguien se lo regale hoy”.
Estos,
señorías, son los propios argumentos del señor candidato, del señor Rajoy.
Todavía no he empezado con los nuestros. Si usted fuera coherente con sus
palabras y con sus actuaciones, debería ser el primero en votar en contra de su
candidatura, señor Rajoy.
Pero tal y
como cree el señor candidato, el problema en España es de quien interpreta la
política como una farsa y, según sus propias palabras, hoy perfectamente
trasladables a este debate, la “farsa no sería genuina si faltaran en ella
buenos y malos. En efecto, lo que pretende hacernos creer el señor candidato es
que, si hoy España no tiene gobierno, si no se completa esa mayoría, si él no
es elegido presidente, será por culpa de todos los demás, que somos los malos”.
El señor
candidato trae bajo el brazo un acuerdo con otra fuerza parlamentaria,
insuficiente para sacar adelante su candidatura. Un acuerdo del que, supongo,
usted estará avergonzado. Le recuerdo cómo calificó el pacto que se presentó en
esta Cámara hace unos meses. Decía usted, señor Rajoy, que aquel acuerdo no era
más que “una representación teatral y altisonante. Me refiero a la solemnísima
firma de un acuerdo de limitada relevancia -continuaba usted diciendo- que nos
hacía pensar que estábamos ante una página histórica de dimensiones solo
comparables al Pacto de los Toros de Guisando”.
Y, en cuarto
lugar, irresponsabilidad, señorías; irresponsabilidad, sí, por parte del señor
candidato al fijar este debate en una fecha tal que una eventual repetición
electoral se produciría el 25 de diciembre. Señor Rajoy, usted cae usted en el
maniqueísmo de o usted o el caos. Por fortuna para la política española, hay
vida más allá del señor Rajoy. Con todo, y en todo caso, es este un chantaje en
toda regla que ha contado con la complicidad de la presidenta del Congreso
incumpliendo con su deber de defender la independencia del poder legislativo,
incluso, de las tropelías del señor Rajoy. Señora Pastor, señora presidenta,
aceptando la malintencionada fecha impuesta por el señor candidato, usted ha
dejado al Congreso por los suelos.
Aunque,
señorías, a estas alturas, no sé de qué nos sorprendemos. Apropiarse de las
instituciones públicas para sus fines particulares, es la forma de hacer
política del señor Rajoy. Recordemos:
- Primero,
un Gobierno en funciones que niega el control del Parlamento.
- Segundo,
un presidente que durante cuatro años ha gobernado a golpe de Decreto Ley, en
76 ocasiones, una media de 1 cada 19 días, y 100 solicitudes de comparecencia
ante las Cámaras rechazadas.
- Tercero,
la politización del Poder Judicial, la instrumentalización del Tribunal Constitucional,
la manipulación de la Agencia Tributaria… O de la propia Radio Televisión
Española promoviendo a golpe de talón a periodistas afines al Gobierno mientras
se despide a los trabajadores de la casa.
- Cuarto, un
ministro del Interior que ocupa su tiempo entre reunirse a escondidas con
investigados como Rodrigo Rato y perseguir a adversarios políticos, usando
todos los resortes del Estado. Cosa que según el propio ministro, y esto no lo
digo yo, lo dice el propio ministro porque lo he escuchado en las grabaciones
famosas que se conocen por parte de algunos medios de comunicación, usted,
señor candidato, sabía. ¿No será esa la razón de la injustificada permanencia
del ministro del interior en funciones?
- Como usted
también sabía, señor Rajoy, que su ex tesorero, Luis Bárcenas, tenía más de 40
millones de euros en Suiza y eso no fue impedimento para enviarle un mensaje de
apoyo, señor candidato. Dice usted que le preocupa la imagen que dé España
fuera de nuestras fronteras, que le preocupa a usted la imagen que dé España en
Europa. Estoy de acuerdo. Le recuerdo que, en alemán, Correa se dice Gürtel.
Quizá porque ante un caso así, en Alemania hubiera habido dimisiones. No en su
Gobierno. Su negativa a asumir responsabilidades explica en buena medida la
desconfianza que hacia usted se respira en esta Cámara.
Señorías,
El debate de
investidura no es de convalidación mecánica del resultado electoral. Nuestra
democracia se sustenta en un sistema parlamentario. Y el de investidura es un
debate sobre la confianza que genera el candidato ante los 350 diputados y
diputadas aquí presentes. Les recuerdo lo que dice el artículo 99 de la
Constitución española: el candidato “solicitará la confianza de la Cámara”. Y,
señor Rajoy, su comportamiento reciente y lejano, su uso y abuso de las
instituciones, sus mentiras de ayer y de hoy, su no asunción de
responsabilidades políticas ante los graves casos de corrupción que le afectan,
avalan nuestra absoluta desconfianza hacia usted, y por ello votaremos en
contra de su candidatura.
Señorías,
una investidura no puede sobreseer la corrupción política, otorgando una suerte
de injustificable perdón respecto a la misma. Si asumiéramos lo contrario, bajo
cualquier pretexto o pretendida responsabilidad, estaríamos dañando seriamente
la democracia y nuestro Estado de Derecho, que es el patrimonio de todos los
españoles y las españolas.
Y nuestro
“no” contiene muchos “síes”, señorías. El sí a un país libre de la correa de la
corrupción, el sí a jueces y fiscales independientes con recursos para luchar
contra la corrupción, el sí a que corruptor y corrompido entren en prisión y
devuelvan lo robado, el sí a medios de comunicación públicos independientes, sí
a convertir el Parlamento en el centro de la vida pública, sí a políticos con bolsillos
de cristal, sin sobresueldos ni tampoco sueldos en sobres, sí a la ejemplaridad
pública, sí al diálogo y sí a la reconciliación de los españoles con la
política digna y con sus instituciones.
Señorías,
En estos
días se hace uso y abuso del término responsabilidad. Vamos a hablar de
responsabilidades.
Sobre la
responsabilidad de mi grupo parlamentario. El Partido Socialista es la segunda
fuerza política del país y, a la vez, la primera fuerza que representa a los
ciudadanos que se oponen a cuatro años más de usted, señor Rajoy, al frente del
Gobierno.
Tenemos una
primera y principal obligación institucional. La de representar de forma
constructiva y leal a millones de españoles que no desean que el señor Rajoy y
el Partido Popular sigan gobernando este país.
Somos
conscientes de lo que representamos. Trabajamos limpia y abiertamente para dar
voz en el Parlamento a los millones de ciudadanos que nos votaron el pasado 26
de junio. El PSOE no ha realizado un solo acto, ni ha lanzado una sola
iniciativa para pudiera obstaculizar el que el señor Rajoy lograra los apoyos
para sacar adelante su investidura.
Hemos
mantenido un escrupuloso respeto institucional: en el tiempo dado al candidato
–cuando a quien les habla ustedes le dieron solamente un mes para poder forjar
una alternativa-, en el formato del debate –que en el mes de febrero les
parecía que era una tropelía y hoy en cambio les parece el método más adecuado-
y también ante las reuniones mantenidas por el candidato con los distintos
grupos parlamentarios. Con todos. Hemos mantenido un respeto escrupuloso.
Ahora bien,
lo que nadie puede pedirnos es que apoyemos aquello que aspiramos a cambiar,
que reforcemos aquello a lo que nos enfrentamos, que utilicemos la fuerza que
millones de ciudadanos nos han dado para ir en contra de lo que creen.
Nosotros,
señorías, señor Rajoy, nunca pedimos su voto en la investidura a la que yo me
presenté en el mes de marzo, ni criticamos su voto contrario en la pasada
legislatura. Entendimos su desconfianza, a fin de cuentas nuestro programa,
como bien usted dijo en el debate, era una enmienda a la totalidad de sus
políticas. Por ello, no puede contar con la confianza de los socialistas.
Pero ahora
hablemos señorías, señor Rajoy, sobre su responsabilidad, de la responsabilidad
del candidato.
Me
permitirán que haga esta pequeña reflexión. A lo largo de la historia de
nuestra democracia la primera fuerza política en votos y escaños siempre ha
sido capaz de lograr los apoyos necesarios para poder formar Gobierno. La
mayoría de gobiernos a lo largo de nuestra historia, señorías, han sido
gobiernos en minoría. Gobiernos ya fueran de izquierdas o de derechas que han
necesitado el apoyo de otras fuerzas parlamentarias.
La novedad,
no desde el 26 de junio, sino desde el 20 de diciembre, es que por primera vez
en la historia de nuestra democracia, el candidato de la primera fuerza
política es incapaz de lograr los apoyos que le permitan ganar la investidura y
garantizar la gobernabilidad del país. Y esa incapacidad, señor Rajoy, es en
exclusiva, suya. Y nadie más es responsable de ello.
Señorías,
En España
han pasado muchas cosas durante estos últimos cuatro años para no olvidarlas,
para no pensar que no hubieran sucedido. No es defendible que un presidente de
Gobierno que ha aplicado políticas antisociales y que al mismo tiempo es
presidente de un partido, el primer partido político en la historia de nuestra
democracia imputado por corrupción, pueda ser el orientador de la regeneración
democrática que nuestro sistema político e institucional necesita. Y mucho
menos la persona que quebró el Pacto de Toledo, que impuso una contrarreforma
educativa, quien encabece un Gobierno que reconstruya esos acuerdos.
Sencillamente, señor Rajoy, usted no tiene ninguna credibilidad. Y de eso
estamos hablando en el debate de investidura.
Señor
candidato,
No tiene
credibilidad, no está en condiciones de hacer lo que proclama. Le recuerdo que
no es un recién llegado. Lleva cuatro años gobernando, confundiendo mayoría
absoluta con absolutismo.
Cuatro años donde
usted ha generado más problemas de los que usted ha resuelto. Usted no ha
demostrado ser un buen gestor del dinero público, por mucho que usted ayer nos
lanzara esas proclamas: ni ha sido eficaz ni tampoco solidario con los
ciudadanos.
- Les
recuerdo: ustedes han consumido el 85% del dinero de la hucha de las pensiones
que había en 2011. El déficit de la Seguridad Social no ha bajado de los 10.000
millones de euros durante los cuatro años de gobierno, como consecuencia sobre
todo de la caída en la recaudación provocada por su reforma laboral. Y el único
remedio que han encontrado es recortar las pensiones, congelándolas de por vida
a nuestros mayores, y recortar las prestaciones por desempleo: sólo 5 de cada
10 parados cobra prestación cuando hace cuatro años eran 7 de cada 10, en una
España
– Les
recuerdo, señorías - con 2.600.000 parados de larga duración.
- La deuda
pública se ha disparado en más de 300.000 millones de euros en cuatro años. Y
usted va ayer y dice que no podemos gastar lo que no tenemos. Si con usted, por
primera vez, señor Rajoy, en 100 años en nuestro país la deuda pública ha
superado el 100% del PIB. Un aumento de 7.400 euros más al mes por cada
ciudadano desde que usted es presidente.
- España
sufre el mayor déficit público de toda la Unión Europea, solamente superado por
Grecia. A España se le ha abierto un proceso sancionador, señor candidato, en
Bruselas, no por ausencia de gobierno, sino por su mal gobierno. Es el
resultado, y además en el mes de agosto del pasado año así lo planteamos desde
el Grupo Parlamentario Socialista, en la anterior legislatura, es el resultado
de haber convertido, también, los PGE en un instrumento electoral. Empezaron
ustedes retrasando la aprobación de sus primeros Presupuestos, terminaron la
legislatura en 2015 anticipando la aprobación de las cuentas públicas más
cortas de la democracia, liquidadas en el mes de julio, como consecuencia de
ver superadas con creces sus previsiones de déficit público. Ninguno de sus
años de gobierno, señor Rajoy, ustedes han cumplido con sus predicciones de
déficit público ni de deuda pública.
Lo único
cierto de sus PGE son los recortes, las subidas masivas de impuestos, la
devaluación salarial para ganar competitividad y que sean otros, en este caso
las Comunidades y los ayuntamientos quienes paguen los incumplimientos
presupuestarios del señor candidato.
En materia
de impuestos, el sr. candidato vuelve a tratar de engañar a los españoles. En
su acuerdo de investidura volvemos a encontrar las 3 típicas mentiras del PP: la
de ayer, la de hoy y la de mañana.
- La mentira
de ayer, ya la conocemos, la de quien se presentó hace cuatro años diciendo que
no iba a subir los impuestos a los españoles, y acabó subiendo más de 50 tasas
e impuestos. - La mentira de hoy es que ustedes habrían bajado los impuestos en
su legislatura de su mayoría absoluta: al contrario, subieron en más de 17.500
millones de euros los impuestos a las clases medias y trabajadoras, según datos
de la Agencia tributaria, mientras aprobaba una amnistía fiscal a excompañeros
del PP.
- Y la
mentira de mañana es su promesa de nuevas bajadas de impuestos. Eso sí,
señorías, lo que van a hacer es bajar los impuestos, subir el gasto social y
además cuadrar las cuentas y cumplir con Bruselas. Miente y lo sabe, señor Rajoy.
Su programa de Gobierno vuelve a encubrir nuevas subidas de impuestos que
afectarían a los trabajadores autónomos, a las pymes, a la economía social y a
los trabajadores que dice usted defender.
Señor Rajoy,
Usted no
está en condiciones de hacer lo que proclama. La suma letal de corrupción, de
mala gestión económica y desigualdad a la que su Gobierno ha arrastrado a
España, no desaparece tras un proceso electoral, ni se sobresee en una
investidura, sino que requiere de nuevas políticas y de nuevos actores. Los
causantes de los problemas no pueden exigir ser los mismos que los resuelven
con las mismas recetas. No podemos esperar de ellos un cambio de conducta, un
cambio de políticas. Usted sólo es el continuador de su obra, una obra a la
que, por cierto, le recuerdo a toda la cámara que los socialistas nos hemos
opuesto los socialistas durante estos años.
La
hemeroteca, la memoria, es su peor enemiga, señor candidato. ¿Qué confianza se
puede tener en usted? A nuestro juicio, ninguna.
Hace cuatro
años, el hoy señor candidato, en su discurso de investidura prometió no
recortar ni la sanidad, ni la dependencia, ni las pensiones, ni la educación…
¿Se acuerdan? Pero su gestión se resume en una palabra: recortes.
Recortes del
Estado del Bienestar, recortes en derechos, recortes en libertades, recortes en
democracia.
Recortes en
las políticas de igualdad. Recortes en el presupuesto de lucha contra la
violencia de género. Abandono de la ley de igualdad entre hombres y mujeres.
Recortes en
cultura, con la subida del IVA cultural, sin una ley de mecenazgo (aunque
ustedes vuelven a proponerla) pero sí una ley de propiedad intelectual que
desampara la creación cultural. Recortes en Ciencia e innovación. Recortes en
las políticas de agricultura, pesca y desarrollo rural.
Recortes en
la protección ambiental. Con su ley de costas, su ley de evaluación ambiental,
su ley de montes, su persecución a las energías limpias mientras aumenta la
factura de la luz. Desprecian ustedes la pobreza energética, a la cual usted no
hizo referencia en su discurso. Desprecio a la lucha contra el cambio
climático, una ventana de oportunidad para construir un futuro sostenible,
crear empleo, empresa y riqueza en nuestro país.
Recortes en
infraestructuras, en la política de cooperación internacional de la que ya ni
hablan. Recortes en las políticas de inmigración, integración del inmigrante y
emigración.
Recortes en
nuestro sistema educativo, que hoy cuenta con 34.000 profesores menos, con
130.000 alumnos más al año, lo que nos coloca a la cola de Europa y la
imposición de una ley, la LOMCE, rechazada por todos dentro y fuera del
Congreso, salvo por ustedes, y que se empeñan en seguir imponiendo con su
Decreto de reválidas del pasado mes de julio.
Recortes en
becas y subidas de las tasas universitarias.
Recortes en
nuestro sistema nacional de dependencia, a la cual no mencionó en su
intervención, dejando a 375.000 españoles con derecho a la prestación por
dependencia en lista de espera, 170.000 personas, en su mayoría mujeres, fueron
expulsadas de la Seguridad Social como cuidadoras no profesionales del sistema.
Recortes en
Sanidad con la quiebra, en un solo día, de la universalidad de nuestro sistema
de salud. Con un solo decreto, expulsaron a 870.000 ciudadanos de la cobertura
sanitaria, introdujeron el copago farmacéutico a los pensionistas, subieron ese
copago farmacéutico más que la pensión, recortaron a 90 días la tarjeta
sanitaria a los jóvenes emigrantes, recortaron 7.000 millones de euros de la
Sanidad Pública, y expulsaron a 30.000 profesionales del sistema.
Recortes y
recortes, señorías, cuya consecuencia, en el mejor de los casos, es la
desigualdad, y en el peor la pobreza. El 28% de los españoles vive en riesgo de
pobreza o exclusión social. Más de 13 millones de españoles. Según UNICEF, dos
millones y medio de niños son pobres.
Recortes en
la seguridad de los ciudadanos. Recortes en derechos y en libertades. En el
caso del aborto, las mujeres hicieron frente, en la legislatura de su mayoría
absoluta, a la mayor agresión que se recuerda a su propia libertad. Y ganaron
esa batalla contra el gobierno. Y lo seguirán haciendo contra su recurso ante
el Tribunal Constitucional. Si cree en la libertad de las mujeres, retírelo,
señor Rajoy.
Recortes
como la ley mordaza, el abandono de la ley de memoria histórica, la
incriminación penal de los huelguistas, la ley de enjuiciamiento criminal que
ha abierto la puerta a mayor impunidad, recortes como la supresión de la
sanción de los crímenes contra la comunidad internacional según los principios
de la justicia universal...
Recortes que
en la mayoría de los casos no se explican por la crisis, sino por la ideología
conservadora de quien gobierna este país. Habla usted de moderación, de
gobierno moderado, señor Rajoy, mire la LOMCE, la reforma laboral, el recorte
de la justicia universal, la ley de Enjuiciamiento Criminal es todo menos
moderado, señor Rajoy.
Durante
cuatro años, el señor Rajoy solo ha tenido un compañero de viaje: su propio
ideario político, el más conservador de Europa.
Por todo
ello, no cuenta con nuestra confianza.
Nuestra
propuesta es una enmienda a la totalidad de su programa de Gobierno. La nuestra
es un SÍ a una nueva fiscalidad que garantice la suficiencia, la estabilidad y
la progresividad del sistema, un sí a la fiscalidad verde y un no a la energía
nuclear y el fracking, un sí a la lucha contra el fraude y un no a sus
amnistías fiscales. Es un sí a la universalidad de la sanidad pública y un no a
los copagos farmacéuticos, es un sí a la educación pública, gratuita,
universal, laica y de calidad, y un no a la LOMCE. Es un sí a la viabilidad del
sistema nacional de dependencia, y un no la supresión de la cotización para los
cuidadores no profesionales. Es un sí al Pacto de Toledo y un no a los
desahucios. Es un sí a la negociación colectiva y un no a la ley mordaza, un sí
al acceso a la justicia para quienes menos tienen y un no a su ley de
enjuiciamiento criminal. España necesita un Gobierno, sí, un gobierno que sea
limpio, social y que sea creíble.
Y el suyo no
lo es, ni lo sería.
Señorías,
En 2011, el
señor Rajoy prometió en su discurso de investidura trabajar en la creación de
empleo y por la estabilidad del empleo. Meses después, una vez ganadas las
elecciones, recordarán ustedes que uno de los ministros de este Gobierno en
funciones dijo textualmente en Bruselas –y cito- que iban a hacer una reforma
laboral “extremadamente agresiva”. Y lo fue, bien que lo sufren los
trabajadores:
-
Debilitaron la negociación colectiva, dejando a 2 millones de trabajadores
fuera de los convenios. Devaluaron los salarios de los empleados, que hoy
cobran 20.000 millones de euros menos que hace cuatro años.
-
Facilitaron los despidos, debilitaron la causalidad en los despidos, lo que ha
precarizado el empleo.
-
Permitieron la imposición unilateral de modificaciones contractuales por parte
del empresario al trabajador, y los empleados saben a qué hora entran pero no
cuando terminan la jornada laboral. Congelaron el SMI.
- El número
de jornadas extraordinarias no pagadas alcanza las 3,5 millones de horas semanales.
Muchos ciudadanos, sobre todo mujeres, son contratadas a tiempo parcial pero
trabajan a jornada completa.
- La
desigualdad salarial no solo es, y cada vez, por cierto, más grande, entre
trabajadores y directivos, también la desigualdad es entre trabajadores y
trabajadoras. Según los sindicatos las mujeres deberían trabajar 79 días más al
año para cobrar el mismo sueldo que los hombres. Esa desigualdad es la
consecuencia de que muchas mujeres que se retiran tengan una jubilación
inferior a la de los hombres.
- Y se
trabaja con menor protección. El número de muertes en accidente laboral
ascendió a 629 personas, en 2015. No lo podemos permitir. Tenemos que poner
remedio a esta situación.
La pregunta
sería, ¿y todo este destrozo para qué? Si la tasa de paro se reduce es porque
la población activa bajó en 565.000 personas, muchos de ellos desempleados, en
su mayoría mujeres, son parados de larga duración que desisten de buscar
empleo. Parados que necesitan una protección que usted les niega y una formación
que su gobierno recorta, con el abandono de las políticas activas de empleo.
Su política
laboral se resume en paro, en desprotección a los desempleados, en precariedad
y en pobreza laboral del 14% de trabajadores que no llega a fin de mes.
Votaremos en
contra de su candidatura, porque nos oponemos a la continuidad de su reforma
laboral y de su política fiscal que es la verdadera propuesta que usted esconde
en su acuerdo de investidura.
Y, señor
candidato,
Votaremos en
contra de su candidatura, porque en relación con el modelo de Estado, su
actuación, lejos de atajar la crisis territorial ha contribuido a agudizarla.
Lo ha hecho porque ha prolongado en el tiempo errores de fondo que usted
protagonizó cuando era líder de la oposición, se ha negado a la cooperación con
las instituciones catalanas, ha practicado políticas recentralizadoras que
demuestran su concepción centralista y uniformizadora del Estado, y ha
acreditado que ni entiende la diversidad de España, ni sabe cómo reflejarla en
nuestro ordenamiento, ni está en condiciones de tratarla.
Revertir la
dinámica de relaciones conflictivas entre los gobiernos catalán y central,
derogar leyes, como la LOMCE, que plantea una injerencia en la política
educativa y lingüística de la Generalitat, que por cierto ustedes refuerzan
cuestionando el modelo de inmersión lingüística en su acuerdo de investidura,
abordar sin demora un nuevo marco de financiación para todas las Comunidades y
revisar la política inversora del Estado, son algunas de las cuestiones que quedan
pendientes y que usted en los últimos cuatro años, señor Rajoy, ha despreciado.
Su
permanente rechazo a atender la reclamación creciente desde todos los ámbitos,
ya no voy a decir solamente político también empresarial, social, académico
para una reforma parcial de la Constitución que, además de actualizar nuestras
normas de convivencia a la España del siglo XXI, culmine, por fin, la
organización federal de nuestra convivencia, es la mejor demostración de que
usted, señor Rajoy, no está capacitado para liderar España durante los próximos
cuatro años.
Señor
candidato,
Su Gobierno
tiene para España una política exterior que parece la de un satélite o la de un
cliente que asume la que otras potencias deciden conforme a sus intereses
particulares.
Su Gobierno
nada propone para ayudar a estabilizar los conflictos en Oriente Próximo y el
Norte de África. Nada para continuar siendo protagonista en Latinoamérica.
Nada, salvo el seguidismo a las posiciones conservadoras, para construir una
Europa federal, una Unión que evite las tentaciones del Brexit cuando no las
posibles repeticiones, sin limitar la capacidad democrática lógicamente de los
pueblos que la forman. Una Unión que exige contar con el compromiso solidario
para acoger y resolver el drama de los refugiados que usted, señor candidato,
ha desoído en los últimos cuatro años. Políticas económicas, políticas
financieras, políticas monetarias y políticas sociales que la Unión Europea
debe revisar si queremos construir una Europa de oportunidades para todos y evitar
el alejamiento de la integración.
Y, señor
Rajoy,
Ni en su
programa de Gobierno, ni en el acuerdo de investidura que presenta hay
propósito de enmienda alguna. Hay más de lo mismo, atenuado, maquillado,
disimulado, y desde luego forzado por las circunstancias. Una semana para
estudiar seis condiciones duras de lucha contra la corrupción, otra para firmar
un centenar de puntos, y todo ello para prometer cuatro años de continuismo.
Pretenden
ahora explicarnos que no tenemos más remedio que apoyar su Gobierno, puesto que
el programa que nos proponen es un acuerdo básicamente idéntico al que
alcanzamos con Ciudadanos hace unos meses.
Miren, el
pacto que el PSOE suscribió con Ciudadanos y para el que pedimos el apoyo del
conjunto de la Cámara solo tenía una dirección: el cambio de Gobierno, el
cambio de políticas y el cambio de quien preside ese Gobierno. El pacto
suscrito por el PP y Ciudadanos tiene un sentido contrario: que es preservar al
señor Rajoy como presidente del Gobierno y perseverar con sus políticas. Hay
poco más que hablar. Nosotros defendemos cambiar al señor Rajoy y estamos en
contra de su continuidad. Así de sencillo. Por eso vamos a votar en contra de
su candidatura.
Usted no
quiere derogar las leyes estrella aprobadas unilateralmente durante su mandato.
Leyes que no han hecho otra cosa que traer desigualdad, precariedad, paro
encubierto, pérdida de derechos y libertades, grandes recortes en nuestro
Estado del Bienestar, la fractura territorial. Es decir, usted lo único que
ofrece, promete o propone a esta cámara es continuismo.
Tras la
lectura del acuerdo, queda claro que para el señor Rajoy el cambio es que todos
cambien, menos él. Como es evidente que con sus votos no puede mantener de
ninguna manera la posición de la que ha disfrutado estos años, ha decidido que
solo hay una alternativa: que sean los votos de quienes abiertamente nos hemos
enfrentado a él, los que sostengamos ahora esas políticas y también a usted
como presidente de gobierno. Mire, no cuente usted con los socialistas. Usted
no sólo tiene un problema de aritmética parlamentaria, tiene un problema de
aritmética parlamentaria derivado del problema de sus políticas y de su
credibilidad.
Señor Rajoy,
Desde las
elecciones, usted y su partido han dedicado buena parte de sus intervenciones
públicas, al Partido Socialista y a mi persona. Ni mi Partido ni yo somos el
objeto de este debate, sino lo que dice la Constitución, lo recuerdo: el
candidato, su programa y el otorgamiento o no de confianza de la mayoría del
Congreso.
Pero desde
que perdiera su mayoría absoluta hace ya ocho meses, ha insistido usted,
primero, en la formación de una gran coalición entre su partido y el mío y, más
tarde, en que los socialistas nos teníamos que abstener ante sus políticas para
dejarle gobernar. Lo ha hecho a pesar de nuestras públicas y reiteradas
negativas.
Ha llegado
usted a decir “necesito a Ciudadanos para la investidura y al PSOE para poder
gobernar”.
En tan
sencilla fórmula, lo que usted está planteando va más allá del rodillo de la
mayoría absoluta de hace 4 años. Lo que usted está queriendo decir a los
españoles y a esta Cámara es que quiere es gobernar sin oposición.
Si la
legislatura en la que gobernó con mayoría absoluta fue la legislatura del
absolutismo, ésta, en el caso de que cediéramos a sus presiones, sería la
legislatura del chantaje.
Si por una
supuesta mal entendida responsabilidad de Estado tuviéramos que apoyar su
candidatura a la presidencia, esa sería la misma razón por la que más tarde
tendríamos que aprobar los PGE.
Por la que
tendríamos también que mantener una legislación laboral desaprensiva. Por esa
misma razón, tendríamos que aceptar sus recortes sociales. Siempre por el bien
de España. Claro está: el bien de España entendido conforme a sus criterios.
Señor Rajoy,
Podemos y lo
hemos demostrado a lo largo de nuestra historia, entendernos en determinados
asuntos, lo hemos hecho en materia antiterrorista; pero en lo referido a
derechos, libertades, igualdad, progreso, reformas y regeneración el programa
de los socialistas es una enmienda a la totalidad de su programa de gobierno.
Por eso, la
respuesta del grupo parlamentario socialista a su candidatura es un no. Un no
rotundo, señor Rajoy.
El PSOE y su
grupo parlamentario son coherentes con su historia, con su memoria, con su
programa, con la palabra dada a los españoles. El PSOE nació para construir una
alternativa al sistema económico dominante y sus secuelas de explotación,
exclusión social, pobreza y dominación. La libertad, la democracia, la
igualdad, la solidaridad y la paz, son valores y principios irrenunciables en
el mundo de hoy. Y los socialistas no vamos a claudicar en su defensa.
Señor Rajoy,
no solo no podemos secundar su chantaje, sino que lo denunciamos. Lo que usted
ha pretendido con la demora de su decisión, es trasladar a los ciudadanos la
falsa idea de que o usted gobierna o los españoles estamos condenados a ir a
votar el día de Navidad.
Ese
planteamiento solo provoca rechazo, desafección en la política y abundan en los
motivos para plantear que su no continuidad al frente del Gobierno de España
sea una necesidad para la regeneración, ética, política e institucional de
nuestro país.
Un Gobierno
presidido por usted, lejos de ser un Gobierno de la estabilidad democrática, lo
sería de la frustración con el cambio de las políticas que en nuestro país y en
Europa, son necesarias ante los graves desafíos que afrontamos.
Señor Rajoy,
somos la alternativa a su Gobierno porque tenemos alternativas a sus políticas.
Tenemos un programa político diferente al suyo. Y no estamos dispuestos a
colaborar con las políticas por usted practicadas
Los
socialistas decimos sí a otra forma de hacer política, a otra forma de entender
las instituciones y dirigirlas, a otra forma de crear y distribuir la riqueza
de la nación, a otra forma distinta de entender España, de construir Europa, y
de estar presentes como país en el mundo.
Señorías,
Algunos
piden el voto por patriotismo, otros incluso aseguran estar dispuestos a perder
toda su credibilidad por la patria. No caigan en ese error, recuerden las
palabras de Azaña: “Ningún problema político tiene escrita su solución en el
código del patriotismo… Nadie tiene el derecho de monopolizar el patriotismo,
nadie tiene el derecho, en una polémica, de decir que su solución es la mejor
porque es la más patriótica; se necesita que, además de ser patriótica, sea
acertada”. Y su propuesta señor, candidato, no lo es.
El señor
candidato pide comprensión e incluso apoyos sin ningún aval de gestión, ni
propuestas que merezcan ese aval. Usted solo sería merecedor de comprensión si
deshiciera todas sus políticas más perniciosas y que más daño han hecho a los
españoles en los últimos cuatro años: la reforma laboral, la amnistía fiscal,
la ley mordaza, la LOMCE, la ley de enjuiciamiento criminal dirigida a amparar
la impunidad, y muchas otras más. Y eso ni puede hacerlo, ni quiere hacerlo, ni
aquellos a cuyos intereses sirve se lo permitirían.
Así que,
reiteramos la conclusión: lo que España realmente necesita no son cuatro años
más de Mariano Rajoy al frente del Gobierno. Y colaborar a ello es uno de los
actos de más responsabilidad que un político pueda hacer en nuestros días.
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