Cosa bastante sabida por los especialista pero desconocida por el gran público, es que el Monasterio de Buena Vista en San Jerónimo dispuso de una de las primeras imprentas de la ciudad, tanto por antigüedad como por producción, ya que tenía encomendada la impresión de bulas para las Indias.
Aunque se suele pensar que los primeros impresores de Sevilla eran extranjeros, esto no es así, ya que los expertos tienen por tales a Antonio Martínez, Bartolomé Segura y Alfonso del Puerto, a los que se atribuyen la impresión de una bula de indulgencias, denominada “Bula de Guinea” entre 1472 y 1473. La siguiente obra, cuya datación es de 1477, es el Repertorium, del también español Díaz de Montalvo. Pero es cierto que la implantación de la imprenta de Sevilla a nivel comercial se inicia a principios de 1500 de la mano de los impresores alemanes Cromberger, Jacobo primero y su hijo Juan después.
La imprenta del Monasterio de Sevilla comienza a funcionar a partir de 1574. Se trataba de una imprenta comercial pero muy particular, ya que sólo se centraba en un producto muy determinado: la impresión de bulas para surtir al mercado religioso americano.
Las bulas eran documentos de origen pontificio que, entre otras cosas, otorgaban a sus compradores concesiones a las obligaciones religiosas como la cuaresma, e indulgencias para los pecados.
En el Monasterio de Buena Vista se comenzó con la impresión de dos tipos de ellas, las bulas de vivos y la de difuntos, no imprimiéndose la tercera de ellas, las bulas de carne y lacticinios.
Las bulas de vivos consistía, entre otras cuestiones “que se puedan componer sobre lo mal ganado, que se pueda dispensar sobre irregularidades salvo homicidio, simonía, herejía, dispensar hasta matrimonio de primero o segundo grado, componer votos y juramentos y hacer misa en oratorio particular” (Instrucción de 1613, f. 347).
Por su parte, la bula de difuntos se compraba con el objeto de aplicar a un fallecido las indulgencias en ellas indicadas, lo que se suponía que acortaba su tránsito hacia el cielo. Se trataba de un lucrativo negocio religioso del que se beneficiaba el Monasterio de San Jerónimo.
Alonso Pérez de Lara, en su obra “Compendio de las tres gracias” impreso en 1672 en Lion (Francia), recogía así la creación de la imprenta de bulas del Monasterio: “La Catolica Magestad del Rey don Felipe II, nuestro Señor, hizo Cedula en Madrid a 3 de Octubre 1574 merced al monasterio de San Lorenço el Real de la Orden de San Geronimo de la emprenta de las Bulas para las Indias, que se haze en el monasterio de San Geronimo de Buenavista de la ciudad de Sevilla: y se les da por la costa del papel, moldes, y oficiales, un maravedi por cada Bula de vivos de pliego entero, y una blanca por la de difuntos. Y al dicho monasterio de Buenavista por los aposentos, guarda y custodia de las Bulas, una blanca por la de vivos, y media por la de difuntos.
Los dichos monasterios de San Lorenço el Real, y Buenavista de Sevilla, se concertaron, en que el dicho monasterio de Buenavista, que solo estava obligado a dar aposentos, y la Custodia y guarda, tambien hiziesse la costa de la impression, y por ello llevasse el maravedi y blanca que pertenecia al dicho monasterio de San Lorenço el Real, el qual solo llevasse la blanca y media blanca, que llevaba el dicho monastrio de Buenavista libremente, sin cago alguno. Porque todas las costas de aposentos, guarda, papel, moldes y oficiales, ha de ser, y quedo por cuenta del dicho monasterio de Buenavista, como todo parece del asiento y concierto que sobre ello hizieron en la ciudad de Sevilla ante Mateo de Almonazid escribano, en veynte y un dias del mes Septiembre de mil y quinientos y setenta y quatro años.
Este concierto se confirmo por su Magestad, y mandó que se guardasse y cumpliesse, y ce libró cedula Don Felipe II. en Madrid a 18. de Enero 1575. Real sobre ello y se assento en los libros de su Magestad de la Cruzada.”
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