Seis medidas para una Europa más
democrática. En la Europa
de la crisis, abonados por la incertidumbre y el miedo, han surgido con fuerza
respuestas populistas, extremistas, xenófobas y eurofóbicas, que encuentran hoy
un campo disponible para su expresión partidaria.
No son
manifestaciones aisladas, ni afloran en países de tradición democrática no
consolidada. Adquieren fuerza en algunos que hasta hace poco contaban con una
larga tradición de integración de la inmigración y de acogida a refugiados políticos.
Marcan la agenda de partidos inequívocamente democráticos, en varios casos
participan o apoyan externamente a gobiernos de Estados Miembros, y en otros,
llegados al poder, promueven legislación difícilmente compatible con los principios,
valores y normas que rigen la
Unión.
En esa misma
Europa zarandeada por la crisis, ante situaciones económicas consideradas de
emergencia, gobiernos elegidos en las urnas han sido sustituidos por fórmulas
tecnocráticas, bajo el argumento de que la política, por divisiva, no está en
las mejores condiciones para afrontar los problemas.
En ese contexto,
es la democracia la que puede encaminarse a una situación de emergencia. Es la
versión actualizada de la ideología neoliberal de fondo, para la cual el
mercado es lo que cuenta, el que crea y distribuye oportunidades, mientras que
la política interfiere, el debate estorba, la democracia es ineficiente, la
intervención pública un obstáculo a la libertad.
Como socialistas
tenemos la tarea fundamental de recuperar la democracia como eje vertebrador de
las decisiones políticas que organizan la vida colectiva, que deben volver a
las manos de las instituciones que representan a la gente. Sin política democrática
no hay capacidad para decidir entre opciones distintas atendiendo a la voluntad
popular, sin poder para defender la primacía de los intereses de la mayoría no
puede haber política progresista.
Los socialistas
nos comprometemos con la regeneración de la democracia europea como la única
estrategia posible para afrontar ese distanciamiento, como la única eficaz para
asegurar la hegemonía de los valores de libertad, justicia y progreso.
CIRCUSCRIPCIÓN ELECTORAL COMÚN EN EUROPA. Defenderemos propuestas a corto, medio y
largo plazo, que revitalicen la democracia europea.
Entre ellas, el
establecimiento de una circunscripción electoral común de, al menos, 50
eurodiputados, con composición plurinacional y a cuya cabeza figuraría el o la candidata
de cada familia política a presidir la Comisión , además de promover un sistema electoral
europeo más homogéneo entre los estados Miembros.
PODERES LEGISLATIVOS PLENOS PARA EL
PARLAMENTO EUROPEO. Promoveremos
las reformas necesarias para que el Parlamento Europeo cuente con poderes de
iniciativa legislativa al mismo nivel que la Comisión Europea ,
así mismo promoveremos la ampliación de las competencias del Parlamento Europeo
en el ámbito económico y monetario.
APOYO A LA INICIATIVA CIUDADANA
EUROPEA. Daremos un
impulso más decidido a la Iniciativa Ciudadana Europa como instrumento de participación
política.
DEMOCRACIA PARITARIA EN LAS INSTITUCIONES
EUROPEAS. Como elementos
fundamentales de esa regeneración democrática estableceremos una Directiva para
promover la democracia paritaria en Europa garantizando la presencia equilibrada
de mujeres y hombres en las listas electorales y en las instituciones como de la Unión. Además
fomentaremos la presencia de minorías en todos los espacios de representación
(étnicas, sexuales y personas con discapacidad).
DEBATE ANUAL EN LAS CORTES GENERALES SOBRE
EL ESTADO DE LA UNIÓN. En el ámbito nacional, promoveremos un debate anual en las Cortes sobre
el Estado de la Unión ,
a celebrar previamente a la del propio PE, con el objeto de participar a escala
nacional en el diagnóstico de situación y en la promoción de propuestas de
acción. Asimismo, promoveremos la puesta en marcha de mecanismos distintos que
estrechen más las relaciones entre el PE y los parlamentos nacionales.
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