LOS SOCIALISTAS SE COMPROMETEN A RECUPERAR Y AMPLIAR EL SENTIDO CONSTITUCIONAL DEL DERECHO A LA EDUCACIÓN
En un acto
celebrado ayer tarde, el secretario general y candidato del PSOE a la
presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo una reunión con representantes
de la comunidad educativa para presentar el documento que desgrana la propuesta
para alcanzar un acuerdo educativo. En este documento (que puedes leer completo
clikeando aquí), el PSOE se compromete a trabajar por un amplio acuerdo social
y político por la educación. “Trabajaremos
porque la próxima legislatura sea la legislatura del acuerdo de la reforma
educativa”, ha señalado Sánchez.
El
líder socialista presidió ayer tarde la reunión a la que asistieron
representantes de organizaciones educativas, tanto de padres, docentes,
directivos de centros y estudiantes. Por parte del PSOE asistió el secretario
de Educación de la CEF, José Miguel Pérez; el portavoz del PSOE-M en la
Asamblea de Madrid e integrante del grupo de expertos, Ángel Gabilondo; la
secretaria de Educación del PSOE-M, Soraya Valcárcel, y el portavoz de
educación en la Asamblea de Madrid, , Juanjo Moreno.
El
secretario general de los socialistas señaló que “debemos trabajar para alcanzar un acuerdo que evite el uso partidista
de la educación y otorgue la estabilidad suficiente para lograr los objetivos
educativos más ambiciosos”. Entre
esos objetivos, Pedro Sánchez destacó la
universalización de la educación no obligatoria, la reducción de la tasa de
abandono escolar y la mejora en las condiciones laborales de los docentes y en
la atención a la diversidad.
Pedro
Sánchez insistió en su compromiso de dejar atrás “una mala ley como la LOMCE, una ley aprobada en solitario y contra
todos, una ley de partido y no una ley de Estado”.
Estos
compromisos vienen recogidos en la declaración institucional que el líder del
PSOE ha leído tras la reunión y que reproducimos a continuación:
“Gracias por acudir a la convocatoria de una
reunión que, para mí y el conjunto de socialistas, tiene una importancia
crucial. Lo dije en el último Comité Federal celebrado el pasado sábado: la
educación es la gran apuesta como gobierno y como sociedad que aspiramos a
liderar los socialistas a partir de las próximas elecciones generales.
El curso
escolar que está a punto de comenzar coincide con el final de una legislatura
política en la que muchos jóvenes se han visto obligados a abandonar sus
estudios por los recortes en becas y las subidas de las tasas universitarias,
decisiones todas políticas que tienen un responsable, el gobierno de Mariano
Rajoy.
Esta
coincidencia del inicio del curso y el final de la legislatura bien podría
significar algo más: el próximo curso
escolar puede ser el comienzo de un futuro diferente para la educación en
España.
Seremos un
gobierno que piense en las próximas generaciones y no en las próximas
elecciones. Por todo ello, nuestro
compromiso será en la próxima legislatura ampliar la escolarización hasta
universalizar la educación de 0 a 18 años, garantizando una oferta pública
suficiente en todas las enseñanzas. Nuestro objetivo será también reducir
el abandono escolar y también definir un
suelo común de inversión en todo el Estado próximo al 5% del PIB.
Este es el
compromiso histórico que los socialistas ofrecemos a la sociedad española. Esta
nueva tarea supone una visión ampliada y reforzada del derecho a la educación
y, como tal, debe convertirse en el núcleo de un gran acuerdo social y
político.
Seamos
claros y, sobre todo, sinceros, la importancia del desafío lo requiere y el más
elemental sentido de responsabilidad política lo exige. Las reformas legislativas aprobadas en los
últimos años han dejado en la opinión pública la impresión cierta de que los
partidos políticos hacemos un uso partidario de la educación.
Solo se
puede mejorar el sistema educativo a partir de la estabilidad. La estabilidad
del marco legal, y la estabilidad presupuestaria. Ambas premisas no se han
cumplido durante la presente legislatura, donde se han recortado los
presupuestos hasta situar la inversión pública a la cola de las grandes
economías europeas y la imposición de una ley, la LOMCE, contraria a la
voluntad de la comunidad educativa y de la mayoría de fuerzas parlamentarias
que representamos a buena parte de la ciudadanía española.
Esta situación debe acabar, a nadie le gusta
esta forma de hacer política, y mucho
menos a nosotros que, como hemos demostrado muchas veces, nos tomamos muy en
serio la calidad de la educación. Por eso anuncio que desde este mismo momento,
y si los españoles nos otorgan su confianza, el PSOE se compromete a trabajar
por un amplio acuerdo social y político por la estabilidad, equidad y
excelencia de nuestro sistema educativo.
Y buscar el
acuerdo no supone dejar de persistir en nuestros principios y valores, se trata
de entender que hay entre esos valores intereses legítimos de una sociedad, de
unos jóvenes, de un futuro que somos capaces de anteponer a todo lo demás.
Debemos
trabajar para alcanzar un acuerdo que evite el uso partidista de la educación y
otorgue al sistema educativo la estabilidad suficiente para lograr los
objetivos más ambiciosos: universalizar la educación no obligatoria, aumentar
las tasas de titulación en todas las enseñanzas, en especial la formación
profesional, la asignatura pendiente en nuestro país, reducir la tasa de
abandono escolar temprano, mejorar las condiciones de laborales y las
herramientas pedagógicas de los maestros, mejorar la atención a la diversidad y
ampliar las oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todas las
personas sin ningún tipo de discriminación ni de segregación.
Hemos de
atender los valores educativos por encima de cualquier debate de carácter
meramente instrumental, político o electoral.
Esa es la
razón por la que los socialistas tenemos un firme compromiso con otros partidos
políticos y con las organizaciones sociales y educativas más representativas
para aprobar una nueva ley educativa, basada en el acuerdo con la comunidad
educativa, que otorgue estabilidad, y deje atrás una mala ley como la LOMCE,
una ley aprobada en solitario y contra todos, una ley de partido y no una ley
de Estado.
Trabajaremos porque la próxima legislatura sea
la legislatura del acuerdo de la reforma educativa.
Y sin
embargo el acuerdo es posible, como lo demuestran algunas experiencias
significativas: mientras nos enfrentábamos por la aprobación de la desdichada
LOMCE, en Canarias la comunidad educativa alcanzaba un amplísimo acuerdo social
respaldado en el Parlamento por una mayoría de fuerzas políticas. En
Extremadura las dos grandes fuerzas políticas aprobaron con su voto una
ley de educación, asumiendo que era posible lograr algo que a nivel nacional
parecía imposible. Recientemente tanto en Andalucía y Cataluña como en Euskadi
se han debatido y, en algunos casos, aprobado leyes educativas respaldadas por
una amplísima mayoría de la sociedad y de las fuerzas políticas.
Estas experiencias demuestran que podemos y
sabemos lograr acuerdos educativos sólidos. Sin
ir más lejos, en nuestro país contamos con leyes educativas autonómicas que,
pese a los cambios de gobierno, no han sido modificadas.
Pero quiero
añadir una razón más que me parece esencial: ninguno de los grandes retos que
nos plantea la educación en el siglo XXI puede ser resuelto solamente por las
administraciones públicas, aunque tengamos la obligación de colaborar y liderar
su resolución.
La Educación es un derecho de toda la sociedad;
por tanto, es una tarea, un compromiso, una obligación de todos los que
componemos la sociedad. No se educa
sólo en horario escolar y ninguna ley del mundo cambiará el sistema educativo
sin la participación de la comunidad educativa en su conjunto. Cambiará la ley,
pero no la realidad.
Por eso es
tan importante alcanzar objetivos consensuados. Y, entender esto, que la
Educación es un derecho, es entender que toda la sociedad –los centros
educativos, el alumnado, las familias, los profesores- tienen el derecho de
velar, de intervenir, de participar, de organizarse y de asociarse para hacer
valer ese bien público.
La
experiencia vivida en esta legislatura debería ser suficiente para que tengamos
muy en cuenta que no se puede hacer una reforma legislativa en contra de sus
protagonistas.
De modo que
la pregunta que todos debemos hacernos es la siguiente: ¿qué sentido tiene seguir disputando por lograr el sistema educativo
que más nos gusta a cada uno de nosotros, cuando todos sabemos que el mejor
sistema educativo es el que construimos entre todos?
Cada
generación tiene asignada una tarea histórica. La nuestra, por lo que se
refiere a la educación, es muy clara, necesitamos emprender cuatro tareas que
son los cuatro grandes ejes del acuerdo que proponemos:
Alcanzar un nuevo consenso social que
complete el reconocimiento del derecho a la educación que hace el artículo 27
de la Constitución.
Fijar los objetivos prioritarios de
educación y formación para las dos próximas décadas.
Definir los principios constitutivos y
las características que debería tener la estructura básica del sistema
educativo.
Definir un proceso de participación social que
complemente las aportaciones institucionales con otras de distintas entidades
públicas o privadas, así como de personas individuales.
Sin el
cumplimiento de estas condiciones, cualquier revisión legislativa destinada a
ordenar el sistema educativo estará condenada al fracaso o, en su defecto, a
ser modificada cada vez que cambie la mayoría de gobierno. Ni lo uno ni lo otro
parece deseable porque nos alejaría de la superación de los retos que deben
centrar nuestra atención.
Estamos
viviendo momentos muy difíciles, el sufrimiento provocado por la crisis
económica, ha venido a recordarnos lo esencial de la política, algo que nunca
deberíamos olvidar: que cuando las personas se ven privadas de sus derechos
corren el riesgo de perder su dignidad. Los derechos son barreras frente a la
adversidad que los responsables públicos tenemos la obligación de preservar.
Así lo reconoce nuestra Constitución otorgando a los poderes públicos la
obligación de garantizar el derecho a la educación.
Nada ni nadie ha hecho más por la igualdad
social que la educación. Y nada excluye más que ser excluido del conocimiento. Es necesario ordenar el sistema educativo para
permitir que cualquier persona pueda disponer de una educación asequible,
accesible, adaptada y aceptable.
Es necesario
dotar de recursos suficientes al sistema educativo.
La tarea que
tenemos por delante es de esas que marcan a una generación política, hacemos
frente a grandes retos mientras ponemos las bases de nuestro mañana. Y es
verdad que solo la educación no resolverá todos nuestros problemas, pero no hay
solución a esos problemas que no pase por el fortalecimiento de la educación.
Esa es mi
convicción y ese es el sentido del acuerdo social y político que proponemos”.
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