Por
segunda vez en lo que vamos de legislatura, nos hemos desayunado con la noticia
del paro de los relojes de la ciudad instalados en edificios municipales tan
señeros como las Casas Consistoriales o la Hemeroteca Municipal (instalado en
el antiguo Palacio de Justicia de la calle Almirante Ruiz de Apodaca).
No
se tratan de las víctimas “colaterales” del apostolado del ajuste de los doce
de Mariano ni de un nuevo expediente de regulación de empleo que causa tanto
placer emocional entre nuestra derecha autonómica, sino de algo más prosaico y
a la vez más “zoidoaco” si se me permite la expresión: la falta de diligencia,
previsión y capacidad de gestión del equipo que nos deparó la voluntad popular
en las elecciones municipales de 2011.
Reconozco
que no puedo resistirme a buscar analogías entre este hecho, tan banal como
significativo, con la trayectoria de nuestro nunca suficientemente “ponderado” Juan
Ignacio Zoido. Porque el hecho de que a un alcalde se le pare por dos veces los
relojes de su ciudad en menos de un año y medio no deja de resultar simbólico
de sus dieciséis meses de gobierno.
Tal
vez por ello, por habérsele parado el reloj, también la promesa del entonces candidato
Juan Ignacio Zoido de que para finales de 2011, principios de 2012, las Naves
de la Renfe estarían ya rehabilitadas y funcionando gracias a un proyecto
barato de menos de 500.000 euros (lo que cuesta cada año las lucecitas de
navidad), haya entrado en una fuga temporal
hacia delante, y resulte que en el espacio-tiempo zoidoaco el momento de
dicha rehabilitación se encuentre en un
punto indeterminado del futuro lejano.
En
puridad, sólo Mariano Rajoy puede competir con Juan Ignacio Zoido como el
político más incapaz y fraudulento que ha dado la democracia española. El
rosario de sus promesas incumplidas le serviría para dar dos vueltas y media de
la manifa del Corpus Cristi de la que tan devotamente disfruta cada año.
Dicen
los entendidos en la política municipal que el primer año de gestión sirve para
planificar, los dos siguientes para ejecutar y el último para vender. Aunque
Milton Friedman afirmaba que los sapos y culebras del neoliberalismo había que
colarlos durante los primeros tres, seis o doce meses de mandato porque luego
no había dios que lo consiguiera.
Dado
que Zoido ha perdido sus primeros dieciséis meses en fuegos de artificios,
procesiones, dimes y diretes, debemos aceptar que su gestión va a terminar como
el rosario de la aurora. Porque como señala el proverbio latino, atribuido a Horacio, Vulnerant omnes ultima necat: Todas las horas hieren, la última mata. Incluso en la Sevilla desrelojada de Zoido.
Pablo Morterero Millán es secretario de formación y
comunicación del Comité Local de la Agrupación “José Galán Merino”
del PSOE San Jerónimo y autor del blog pablomorterero.blogspot.com
La responsabilidad de los artículos de opinión recae
en sus autores/as. La Agrupación Local José Galán Merino del PSOE de
San Jerónimo no comparte necesariamente las afirmaciones contenidas en los
mismos, limitándose ésta a ofrecer una plataforma para el debate de ideas entre
la militancia socialista.
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