En la simbólica fecha del 16 de diciembre, la Junta de Andalucía declaró esta fecha Día de la Lectura en Andalucía, para recordar la importación que para el desarrollo integral de la persona tiene la lectura.
El acto central en Sevilla se celebrará esta tarde en la antigua Iglesia de Santa Lucía de Sevilla, con Pilar del Río, Mercedes de Pablo, Víctor Pérez Escolar y el grupo La Palabra Itinerante.
En el marco de actuación del Pacto Andaluz por el Libro, la Junta de Andalucía estableció, institucionalizar el 16 de Diciembre Día de la Lectura en Andalucía, fecha del nacimiento del poeta Rafael Alberti y del homenaje que en 1927 el Grupo Poético de la Generación del 27 rindió en Sevilla al poeta Luis de Góngora con motivo de su tercer centenario, reunión en la que, además de Alberti, participaron Lorca, Bergamín, Cernuda, Gerardo Diego o Dámaso Alonso.
El acto más destacado de este 16 de diciembre, contará con la periodista y traductora Pilar del Río, quien leerá una alocución preparada al efecto sobre textos de quien fuera su marido, el escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura de 1998. Esta actividad, que comienza a las 19,30 horas en el Centro de Documentación de las Artes Escénicas, en la antigua iglesia de Santa Lucía de Sevilla, contará con la presencia del consejero de Cultura y Deporte, Luciano Alonso. Además, estarán la cantaora Esperanza Fernández, la periodista Mercedes de Pablos, el arquitecto Víctor Pérez Escolano y el grupo La Palabra Itinerante; en colaboración con la ONCE, uno de cuyos asociados leerá un fragmento de una obra de Saramago
TÚ LEES, TUS HIJOS LEERÁN
Leer no sólo es una fuente de placer y comprensión del mundo, sino que además las familias donde leer es una costumbre los niños tienen rendimientos escolares más altos que los de aquellas familias en las que no se lee.
Aquí ofrecemos algunos consejos de la web APLICACIONES EDUCATIVAS para conseguir que tus hijos descubran el placer de la lectura.
Que nos vean leer. El ejemplo es, en educación, el argumento más convincente porque posibilita la imitación, animando al niño o la niña a hacer aquello que hace una persona que tiene prestigio para ella como es su padre o su madre. Además, si yo no leo, ¿cómo voy a decir a mi hijo que leer es muy divertido? ¡Si no me ve leer nunca! Como no es tonto me preguntará: “¿A tí no te gusta divertirte?” O pensará: “Dice eso para que lea, pero no es verdad, leer es aburridísimo”. Y no leerá.
Leerle nosotros. Es una práctica fundamental, tal vez la más importante y eficaz. Sobretodo, con los niños que tienen dificultades para leer y les cuesta gran esfuerzo hacerlo, con repeticiones de palabras o de sílabas, sustituyendo unas letras por otras, que les impide entender el mensaje y comunicarse con el libro. Leer así es aburridísimo. Es como leer en un idioma que no comprendes, y no hay persona humana que pueda leer más de dos minutos en un lenguaje que no entiende. Pero al leerles nosotros, comprenden el mensaje, por lo que disfrutan con lo que oyen, están atentos y se dan cuenta de que en aquellas páginas hay historias divertidas que valen la pena. La lectura constante, gratis, como un regalo, sin pedir nada a cambio y con amor del adulto siempre despierta el interés y las ganas de leer a medio y largo plazo.
Contarles cuentos e historias. Es otra actividad que encanta a los niños de estas edades, aumenta el vocabulario y desarrolla la imaginación además de incrementar los lazos afectivos entre padres e hijos. Contar cuentos no es fácil y a veces nos sentimos un poco torpes, pero se puede aprender con un poco de esfuerzo. Hay libros en el mercado en estos momentos que dan muy buenas ideas y tienen cuentos tanto tradicionales como modernos.
Leer con ellos. Cuando el tutor/a nos dice que a nuestro hijo le cuesta leer y debe “practicar” en casa, no lo hará si lo dejamos solo ante el libro en su habitación. En estos momentos necesita nuestra ayuda y nuestro apoyo para que ejercite durante 10 minutos cada día. Leer con ellos supone, por ejemplo, repartirnos la página, llegando a un pacto: “Yo leo el primer párrafo y tú el segundo, ¿vale?”. Leer con ellos requiere que nuestra actitud sea positiva, nunca crítica con sus errores, porque él se ha de sentir cómodo y, lo más importante, con ganas de leer al día siguiente otra vez. Si tiene dificultades para descifrar una palabra se le dice entera sin más, sin esperar a que él haga un gran esfuerzo de análisis que lo agote. Cuando lea una palabra por otra, por ejemplo, “camino” por “camión”, se le puede decir: “Es verdad, podría decir camino porque empieza igual y se parecen mucho, pero dice camión”, porque es importante justificar siempre sus errores que nunca son voluntarios. Y por último, una regla de oro: siempre un poco menos. Es mucho mejor hacer dos sesiones de cinco minutos que una de quince.
Suscribirlos a revistas infantiles y juveniles. Pocas personas hay que al llegar a casa y pasar ante el buzón, no miren a ver si tienen algo para ellos. Recibir correspondencia a nombre de uno es agradable. Los niños lo ven y sienten un poquito de envidia de que las cartas sean siempre para sus mayores. Por eso, suscribirlos tanto en centros comerciales que les manden libretos de publicidad a su nombre, como a revistas como “Leo, leo”, que mensualmente les mandan un libro a su nombre les hace bastante ilusión y les anima a leer.
Explicarles algún pasaje que nos parezca adecuado del libro que estamos leyendo nosotros. Animar a la lectura es mover la voluntad del niño hacia una actividad que se supone placentera y agradable. Por eso comunicarles y hacerles partícipes de nuestras satisfacciones es demostrarle que leer es divertido y apasionante.
Respetar sus derechos como lector. Daniel Pennac, en su libro “Como una novela”, expone los diez derechos del lector, entre los que destacaría en estas edades el derecho a leer lo que le guste (aunque no sea de gran calidad literaria), el derecho a no terminar un libro (¿tú acabas una novela que te aburre?), el derecho a saltarse páginas, a leer en voz alta y a callarnos (¿a tí te gusta que te pregunten qué has entendido del libro que estás leyendo?).
Acompañarlos a las librerías y bibliotecas a ver libros. Afortunadamente, cada vez hay más libros atractivos para los niños y más librerías especializadas para ellos o con secciones de literatura infantil y juvenil. Siempre respetando sus derechos conviene llevarlos de vez en cuando a ver libros, aunque no siempre compren. Tienen, como nosotros, el derecho a no comprar y nosotros la obligación de respetarlo. Pero es muy bueno que miren y desarrollen su curiosidad. En Sevilla hay una buena red de bibliotecas municipales, como la de San Jerónimo, en el Monasterio (calle Marruecos) o la del Centro Cívico del Antiguo Hogar San Fermando, en la calle Don Fadrique.
Animarlos a escribir. Siempre que escribimos, necesariamente leemos. Por eso los niños que tienen dificultades para leer, si escriben a sus amigos en verano, confeccionan notas, hacen rótulos en su habitación, etc., están leyendo y desarrollando su capacidad para leer más deprisa y con menos esfuerzo.
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