Ayer intervino Pedro Sánchez en los
Desayunos del Forum Europa para analizar la situación actual y avanzar las
líneas maestras de la ofensiva socialista contra la gestión de Rajoy, con
argumentos contundentes.
En otros, afirmó que “apostar por la
modernización económica y social supone abandonar una reforma laboral que no ha
generado empleo, solo desprotección” destacando que “hoy, casi dos de cada tres
trabajadores no tienen convenio y 2013 pasará a la historia como el año con
menos convenios colectivos. Sin embargo hay 400.000 desempleados más que cuando
el PP llegó al Gobierno” y por eso”insistimos en que lo primero que hagamos al
llegar al Gobierno es revisar una reforma laboral injusta e ineficiente”.
Gracias, José
Luis, por tu invitación. Gracias a todos los asistentes. Y gracias, Pepu, por
acompañarnos esta mañana y por tus palabras.
Cuando Pepu
recibió el premio Príncipe de Asturias con la selección de baloncesto, dijo que
hasta el mejor jugador se queda en nada si no tiene un equipo. Y el trabajo en
equipo es educación, es generosidad, es solidaridad, es tolerancia. Por eso le
pedí que estuviese hoy con nosotros. No porque sea el mejor entrenador que he conocido.
Que lo es.
No porque viene
de abajo, de la cantera. Que también.Sino porque esos valores –la educación,
generosidad, tolerancia, solidaridad, esfuerzo, capacidad, mérito… el trabajo
en equipo- son los valores que quiero para España y también para mi equipo,
para el Partido Socialista.
Y de eso me
gustaría hablarles hoy.
De la España en la que creo, de la España por la que trabajo,
de la España
que me gustaría construir entre todos.
Me decía José
Luis que hemos tenido un éxito de convocatoria en este desayuno.
Se nota que el
café es bueno…
Pero prefiero
pensar que tanta expectación tiene que ver con la humilde sensación de que el
PSOE está en pleno cambio. Y eso es bueno para España.
Como político
forjado en la política local, siempre he creído que los valores no se
demuestran con palabras, se demuestran con los hechos.
Así es que
hablemos con los hechos.
Dijimos que
queríamos un PSOE transparente. Hemos publicado las cuentas del partido, se
pueden consultar en nuestra web, y en los próximos días tendrán a su
disposición la declaración de bienes de toda la ejecutiva y de las direcciones
del GPS.
Dijimos que
abriríamos el partido, y lo estamos haciendo rindiendo cuentas directamente
ante los ciudadanos que se acercan a nuestras asambleas abiertas.
Dijimos que
responderíamos a la crisis de la democracia con más democracia, y elegimos al
secretario general con el voto de la militancia de base; y por primarias desde
el candidato a presidente del Gobierno hasta el candidato a cualquier alcaldía.
Dijimos que a los
ciudadanos se les debe representar a tiempo completo. Y les anuncio que vamos a
presentar una iniciativa parlamentaria para que todos los diputados y senadores
se dediquen en exclusividad a sus tareas de representación política.
Para ello,
propondremos que se amplíe el régimen de incompatibilidades con objeto de
prohibir que los representantes de los ciudadanos desarrollen otras actividades
privadas que no tienen que ver con sus responsabilidades políticas y
parlamentarias.
Y en el caso de
aquellas actividades compatibles, porque estén relacionadas con sus
responsabilidades políticas, por ejemplo asistir a tertulias o colaboración con
medios, no podrán percibir retribuciones.
Un diputado no
puede volver los jueves a su circunscripción y dedicarse a otros trabajos en
sus días libres, y mucho menos, ser diputado en los ratos libres.
Es una propuesta
que haremos a todos los grupos, pero también es un compromiso firme. Si los
demás grupos no lo aprueban, pediré a mi grupo parlamentario que lo apliquemos
en primera persona.
Hay que llenar la
palabra cambio de contenido real.
Por ahí quiero
empezar, mejorar nosotros para empezar a mejorar España. Y lo cierto es que hay
mucho que cambiar en España, hay mucho que se puede hacer.
Recuerdo que hace
años preguntaron a Felipe González cual era el objetivo del socialismo y
contestó con una frase que se me quedó grabada: combatir el miedo.
Hoy millones de
españoles miran al mañana con temor. Hoy millones de padres y madres temen por
el futuro de sus hijos. Y ese, el temor al futuro, es el mejor aliado de una
derecha que solo ofrece resignación.
Sé que el Sr.
Rajoy es más de plasma que de twitter, pero la realidad es que todo su programa
para la clase media y trabajadora de estos tres años, podría resumirse en 140
caracteres:
Se te agrede pero
no te quejes porque es lo único que se puede hacer, y además no te quejes
porque ahora estás mejor.
En realidad son
139 caracteres, el punto y final creo que lo pondrán los ciudadanos en las
próximas elecciones.
Frente a esa
política de la resignación y del miedo, los socialistas proponemos modernizar
nuestra sociedad y nuestra economía. Proponemos una doble transición, política
y económica.
Una transición
política porque, reconozcámoslo, es urgente refundar nuestra democracia.
Es urgente
superar la desconfianza entre la política y los ciudadanos. Y eso exige que
seamos capaces de ver más allá de nuestras propias siglas, que renunciemos al
partidismo miope y tengamos el coraje de reconocer con naturalidad y con
humildad los errores.
Hace tanta falta,
se espera tanto que lo hagamos, que cuando lo hacemos es noticia.
No he cumplido
todavía 100 días como Secretario General del PSOE y he reconocido más errores
que Rajoy en sus más de 1.000 días de Gobierno. Era fácil: él no ha reconocido
ninguno. Espero que alguna vez sea capaz de
admitir algún fallo y de disculparse mirando a los ojos de los ciudadanos.
Recuperar la
credibilidad de la política exige políticos ejemplares. Creo en el valor de la
política ejemplar.
Saben ustedes que
estamos iniciando la negociación de acuerdos con los grupos parlamentarios de
medidas para regenerar la democracia y combatir la corrupción.
Pues en ese
marco, queremos hacer más objetivo y estricto el sistema de control sobre los
altos cargos y los parlamentarios.
Para ello, además
de mantener las declaraciones de bienes que ahora debemos presentar,
propondremos en el Congreso la exigencia de que los altos cargos y los
parlamentarios obtengan, en el momento de su nombramiento, un certificado
fiscal, expedido por Hacienda, donde quede constancia de que están al corriente
de sus obligaciones fiscales y donde se certifique, igualmente, el patrimonio
que en ese momento poseen.
Este certificado
tendrán que obtenerlo, igualmente, al finalizar su mandato de modo que quedará
constancia por Hacienda de las variaciones patrimoniales que hayan
experimentado durante el tiempo que han desempeñado sus responsabilidades.
Si quieres
mejorar la sociedad empieza por mejorar tú mismo. Nuestro deber es limpiar la
política de toda duda y sospecha.
El cambio que
necesita España no consiste simplemente en cambiar de Gobierno, es algo mucho
más profundo, algo mucho más importante. Se trata de construir una política
verdaderamente ciudadana y el único que puede hacerlo es el PSOE.
Se trata de
anteponer siempre los intereses generales a las siglas del partido, y no es eso
lo que está haciendo el Gobierno ni el PP.
Rajoy sabe de
nuestro leal apoyo a la
Constitución. Sabe de nuestro rechazo a la consulta del 9 de
noviembre. Pero con la misma contundencia que a Mas le exijo cumplir la ley, le
digo a Rajoy que sólo con la ley no basta. Que su inmovilismo es gasolina para
el independentismo. Que ante todo y sobre todo es presidente del gobierno de
España, no presidente del PP. Que ha llegado la hora de tender puentes y
abandonar las trincheras. Llegó la hora de reformar la Constitución , no como
cesión al independentismo sino con la convicción de que es la mejor solución
para la unión y prosperidad de España.
Hay quien para
justificar su inmovilismo pide detalles de nuestra reforma federal.
Lo irónico es que
el Sr. Rajoy lo haga precisamente desde un Senado que no cumple con la función
para la que fue creado. Hacer del Senado una cámara territorial, es hacer una
España federal.
Igual que ocurre
en estados federales como Alemania o, mirando al otro lado del atlántico,
Estados Unidos. Hace días leíamos que el gobierno apostaba por una Europa
federal, resulta cuando menos curioso que no quieran para España lo que, con
acierto, piden para Europa.
Señoras y
señores.
Los presupuestos
que acaba de presentar el Gobierno son una prueba también de electoralismo. No
son los presupuestos que necesita España para hacer frente a la crisis, son los
presupuestos que necesita el PP para hacer frente a las elecciones.
Los números son
inverosímiles, injustos y anticipan nuevos recortes.
Inverosímiles
porque pensar que va a haber un avance del 1’4% del PIB cuando el Banco de
España rebaja las previsiones, con la congelación de los salarios, una pérdida
de poder adquisitivo real de las pensiones, el práctico estancamiento de las
importaciones, el aumento de la fiscalidad real a las empresas y la caída de un
punto en el consumo público, tiene mucho más que ver con el electoralismo que
con los datos económicos.
Son unos
presupuestos injustos: porque un año más se congelan los sueldos de los
funcionarios mientras se suben un 3’2% los de los altos directivos de la
administración. Porque recortar un 15% los recursos para prestaciones por desempleo,
cuando tenemos casi 4’5 millones de desempleados es totalmente antisocial.
Son unos
presupuestos que anticipan nuevos recortes: porque las CC.AA van acabar 2014
con un déficit cercano al 1,5% del PIB y tienen que ajustar hasta el 0,7% a
finales de 2015. La conclusión es evidente: habrá un recorte en las grandes
partidas del gasto social (sanidad, educación y servicios sociales) de
alrededor de 7.000 millones de euros.
Más allá de los
datos, creo que debemos romper con esa política de la mentira, el maquillaje y
el engaño que solo genera frustración a los ciudadanos y desprestigio a la
política. Creo que quien pretende salvar a su partido a costa del país acaba
dañando al país y dañando a su partido, y el PP debería haber aprendido la
lección de las últimas elecciones.
La transición
política que proponemos los socialistas pasa también por limitar a dos los
mandatos de la presidencia del gobierno, mejorar los mecanismos de control
parlamentario y revisar la financiación de los partidos. Pero para recuperar la
dignidad de la política hay un mandamiento por encima de todos: quien la hace
la paga y lo paga.
Creo en la
ejemplaridad de la política y por eso creo que quienes traicionan la confianza
de los ciudadanos merecen también un castigo ejemplar.
Y defenderemos
que se agraven las penas para los representantes públicos culpables de
corrupción, también que respondan con todo su patrimonio, incluso el que han
ocultado poniéndolo a nombre de terceros. Que quien la hace la pague… y lo
pague.
España necesita
políticos de primera, no dirigentes que cobren en B.
Por eso estamos a
la espera de que alguien en el PP asuma alguna responsabilidad política por el
caso Bárcenas y el caso Gurtel.
Y por eso,
también, hemos instado a la fiscalía a que abra una investigación sobre el caso
Pujol y que se aclare hasta sus últimas consecuencias.
Hay cosas que no
se pueden vender ni comprar y no se puede regatear con la confianza de los
ciudadanos. Tenemos que ser implacables en eso.
Ese es nuestro
proyecto, un proyecto radicalmente democrático, también un proyecto
inequívocamente modernizador y progresista en lo económico. Esa ha sido siempre
la seña de identidad del socialismo.
Esta es la
segunda transición que debemos abordar: la transición económica.
Responder a la
pregunta de cómo se va a ganar la vida España.
Si algo bueno
tiene una crisis como la que sufrimos, es que te obliga a reinventarte, que
para hacer frente a los problemas te hace buscar oportunidades.
Sin embargo, el
Sr. Rajoy ha perdido esa oportunidad de cambiar las cosas y saldremos de la
crisis con los mismos problemas económicos que entramos: desempleo,
endeudamiento privado, baja cualificación y productividad, precariedad laboral,
falta de competitividad. Y además se han añadiendo nuevos riesgos como el alto
endeudamiento público y la enorme y creciente desigualdad.
Y es que, por lo
visto en estos tres años, el gobierno no tiene más estrategia de competitividad
que bajar salarios y recortar derechos, algo insostenible social y
económicamente. Ni podemos, ni debemos ni queremos competir con las economías
emergentes en salarios bajos y derechos inexistentes.
Necesitamos un
cambio profundo de nuestro patrón de crecimiento.
Un salto
modernizador similar al que dimos en los años ochenta y que llevó a nuestro
país a situarse entre las economías más avanzadas del planeta.
Los socialistas
proponemos una agenda del cambio de luces largas, pero que no olvida lo
urgente, la dramática tasa de paro y el empobrecimiento de las familias
españolas.
No voy a
castigarles con muchos datos pero soy economista. Permítanme que les dé tres
grupos de cifras:
Primero: en los
últimos quince años, el peso del sector industrial en la producción nacional ha
pasado del 21% al 16%. Prácticamente uno de cada tres empleos que se han
destruido en nuestro país ha sido en el sector industrial. Es decir: tenemos un
problema serio de desindustrialización.
Segundo: desde
2012, la enseñanza pública ha ganado 55.000 alumnos y ha perdido 33.000
profesores. El presupuesto en educación ha caído desde el 5’1% del PIB, al 4’6%, y el Sr Rajoy se ha
comprometido ante la Comisión
a dejarlo en el 3’9%. Es decir: más alumnos, menos profesores y menos recursos.
Tercer grupo de
datos: España es el segundo país más desigual de la UE. En el último año, los
ingresos medios por hogar han caído un 3’5%, mientras los sueldos de los
directivos han crecido un 7% y el número de millonarios ha crecido un 13%. Es
decir: más polarización económica y social. Un peligroso estrechamiento de la
clase media.
Quizás alguien se
pregunte qué tiene que ver lo uno con los otro. La respuesta es que tiene todo
que ver. Que si queremos progresar económicamente tenemos que progresar en
formación, en cualificación. Que garantizar nuestro sistema educativo pasa por
tener una economía fuerte, que asegure recursos suficientes.
Que tener un país
avanzado en lo económico y políticamente estable, pasa por ganar cohesión. Por
hacer del mérito y el esfuerzo la verdadera palanca del cambio y del progreso
social.
Y todo eso supone
hacer lo contrario de lo que se está haciendo en este momento.
Voy a ser muy
claro.
Para que España
crezca tienen que crecer los salarios.
Para que España
crezca tiene que crecer la justicia social.
Para que España
crezca tiene que crecer la industria, y para que la industria crezca hay que
sembrarla. Es necesario reindustrializar España.
Apostar por la
modernización económica y social supone abandonar una reforma laboral que no ha
generado empleo, solo desprotección.
Hoy, casi dos de
cada tres trabajadores no tienen convenio y 2013 pasará a la historia como el
año con menos convenios colectivos. Sin embargo hay 400.000 desempleados más
que cuando el PP llegó al Gobierno. Por eso insistimos en que lo primero que
hagamos al llegar al Gobierno es revisar una reforma laboral injusta e
ineficiente.
Hoy hemos vuelto
a tener buena prueba de ello. Más paro y más precariedad.
Ninguno de los
19.000 españoles que perdieron su empleo entienden la autocomplacencia del
ministro Montoro en la presentación de los PGE.
Tal y como ha
demandado la OIT
necesitamos una economía que apueste por el empleo de calidad. Debemos
recuperar el diálogo social, implicar a todos los agentes sociales en la
modernización de nuestra economía. Ayudar a los desempleados a dejar de serlo
elevando la inversión en políticas activas de empleo hasta el 1’5% del PIB.
Aprobar un nuevo estatuto de los trabajadores fruto del consenso y elevar el
salario mínimo a un 60% del salario medio.
Apostar por la
modernización económica y social supone caminar en la dirección contraria a la
reforma fiscal que acaba de presentar el Gobierno. Una reforma fiscal con la
que los 4.682 españoles que más tienen, pagarán menos impuestos que los 8
millones de españoles que tienen menos renta. El 0’002% de beneficiados frente
al 40% de perjudicados. 4682 beneficiados, frente a 8 millones de perjudicados.
Y claro que hay
alternativa. El fraude fiscal está estimado en 70.000 millones de euros y
recientemente hemos propuesto un Plan de Choque para combatirlo.
Endureciendo los
delitos fiscales, prohibiendo las amnistías, reforzando los recursos de la Agencia tributaria,
creando juzgados especializados en fraude.
Claro que hay
alternativa: gravando la riqueza patrimonial, reformando el Impuesto de
Sociedades, ensanchando la base imponible, eliminando la mayoría de las más de
60 deducciones, exenciones y bonificaciones del impuesto que solo benefician a
quienes pueden pagarse asesores fiscales.
Apostar por la
modernización económica y social supone reindustrializar España.
Hay que dar a los
emprendedores razones para perder el miedo al fracaso y facilitarles la labor.
Según el Banco Mundial, España ocupa la posición 52 en facilidad para abrir
negocios. Sin duda se puede hacer mejor. Las administraciones deben ser
impulsores de la creación de empresas, no trabas.
Apostar por la modernización
económica y social supone invertir en educación, en cualificación. El 22’8% de
los jóvenes entre 15 y 29 años ni estudia ni trabaja. Es un desperdicio de
vidas y recursos que no nos podemos permitir. Los socialistas proponemos
aumentar la financiación en educación hasta alcanzar el 7% del PIB en 8 años,
por encima de la media europea.
Esas son algunas
de las líneas maestras de nuestro proyecto y en las próximas semanas iremos
desgranando esa agenda por el cambio que es nuestro contrato ciudadano para el
progreso de España.
Señoras y
señores,
Es verdad que
vivimos tiempos de dificultades, pero eso no hace más difícil cambiar las
cosas, solo lo hace más necesario.
No faltan
recursos, no faltan energías, no faltan propuestas. Lo único que nos falta es
un Gobierno con un proyecto claro y con el liderazgo constructivo para llevarlo
a cabo.
En esta sala hay
alrededor de 600 personas. Probablemente muchos de nosotros tendremos
diferencias ideológicas y sin duda nuestras trayectorias vitales han sido muy
distintas.
Pero estoy seguro
de que estaremos de acuerdo en que mejorar nuestro país no pasa por cerrar
plantas de hospitales.
Tendremos
diferencias en muchas cosas, por supuesto, pero seguro que estaremos de acuerdo
en que mejorar nuestra educación no pasa por despedir profesores y dejar sin
estudiar a quien quiere hacerlo.
En lo económico,
en lo social, en lo territorial, en lo institucional… tendremos opiniones
distintas, pero probablemente estaremos de acuerdo en que si hay algo que no debemos
hacer, es precisamente no hacer nada.
Pertenezco a la
generación de los hijos de la democracia, a la generación de los padres
preocupados.
Y no me siento ni
mucho menos el único que quiere que nuestras hijas y nuestros hijos vivan mejor
que nosotros. Me siento parte de esa mayoría.
Y para que eso
ocurra hace falta primero lo obvio: reivindicar que el futuro existe, que
nuestros hijos crecen deprisa y que no podemos permitirnos el lujo del
fatalismo.
Y después lo
imprescindible: hablar, escuchar, debatir; reunir la inteligencia y la
sensibilidad de toda la sociedad para construir un proyecto colectivo del que
podamos sentirnos tan orgullosos dentro de 30 años, como orgullosos nos
sentimos ahora de lo que lograron quienes nos precedieron.
Ese es el
proyecto que quiero liderar y la
España en la que creo, un país, querido Pepu, amigos y
amigas, que necesita de políticos que pensemos menos en las siglas y más en el
equipo.
Dispuestos a
sudar la camiseta.
Podéis contar
conmigo para ello.
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