Con ocasión del 14 de abril, ayer se celebró un sencillo pero sentido homenaje a las víctimas que la represión del franquismo provocó en la ciudad tras el golpe de Estado de los felones militares en julio de 1936.
El acto se celebró ante la tumba de Diego Martínez Barrios, el republicano sevillano que alcanzaría la presidencia de la II República Española, y ante el monolito levantado junto a las fosas comunes del cementerio de San Fernando.
Con la participación, entre otros, del portavoz socialista en el ayuntamiento de Sevilla, Juan Espadas, ayer se celebró el acto convocado por las Juventudes Socialistas, la Unión General de Trabajadores y la Asociación Andaluza para la recuperación de la Memoria Histórica “Manuel Barrios Jiménez, en el cementerio de San Fernando.
Como todos los años, se recordó algunas de las figuras que sufrieron torturas, detenciones y en la mayoría de los casos asesinatos, en representación de las más de 14.000 personas de las izquierdas asesinadas en Sevilla y su provincia por orden del ex general Queipo de Llano, expulsado de la carrera militar por traición por el Tribunal Supremo.
Hoy sabemos que el recuerdo de las víctimas de la violencia impuesta por el terror es necesario. Un consuelo para las víctimas sobrevivientes, para las familias de las víctimas asesinadas, y necesaria para la sociedad en su conjunto, para que dichos actos no vuelvan a producirse.
En general, pero en Sevilla en particular, no hubo un enfrentamiento entre dos partes. Fue una campaña de exterminio de unos militares felones, que violentando su sagrado juramento de defender a la patria, utilizaron todos sus conocimientos y formación en asesinar y aterrorizar a sus compatriotas. Una guerra colonial en el propio país.
MUJERES, VÍCTIMAS SILENCIADAS DEL TERROR DE QUEIPO DE LLANO
Pero para la Agrupación Local “José Galán Merino” es necesario también recordar el sufrimiento sin límites de las mujeres de los republicanos, detenidas, represaliadas y en muchos casos violadas como estrategia de sometimiento de la población civil, como reiteraba una y otra vez el asesino Queipo de Llano en sus famosos discursos radiofónicos.
Dulce del Moral, una de las mujeres más importante del socialismo sevillano del interior, recordaba aquellas violaciones programadas y permitidas en la cárcel de Sevilla. Así declaró antes de morir que “… trajeron a una señora, era la mujer de un médico, de estos de la sierra de Sevilla […] Esa señora era joven pero de esas señoras que tienen el pelo blanco y vinieron unos niños, unos falangistas, siete u ocho de su pueblo, y allí, delante de nosotros, la violaron. Claro, yo no la vi. Porque me volví de espaldas por respecto a esa mujer, pero no pude evitar oirlo y decía: pero fulanito, si yo soy amiga de tu madre, si yo te he tenido en brazos cuando eras pequeño, ¿no te acuerdas de que yo soy amiga de tu madre?”
Por ello, entre asesinados (se han localizado más de 14.000 muertos con nombres y apellidos), muertos por inanición en las cárceles (alrededor de 15.000) y fuera de ellas por haber perdido sus empleos por rojos (sin contabilizar), mujeres violadas (sin contabilizar), niños huérfanos (sin contabilizar), etc. el franquismo asesino llevó el sufrimiento y el dolor a decenas de miles de familias cuyo único “crimen” fue creer en la igualdad, la libertad y la justicia social.
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