El
1º de Mayo, Día Internacional del Trabajo, se celebra en un contexto
caracterizado por la convicción ciudadana sobre el incuestionable fracaso de
las políticas económicas desarrolladas por la Unión Europea y por
los gobiernos nacionales para hacer frente a la crisis económica, en un
escenario de debilitamiento progresivo del clima de confianza de la ciudadanía
en las instituciones políticas, económicas y sociales, en España y en Europa y
de ruptura con el modelo social europeo.
Las
respuestas a la crisis que parten de las instituciones financieras
internacionales, y se proyectan desde la Unión Europea y
desde las instancias nacionales, no tienen otra finalidad que la de dar
satisfacción a los intereses de los mercados a costa de la perpetuación de la
crisis económica, del incremento de la desigualdad, de la apropiación de la
renta y de los recursos por unos pocos, de la desatención de las necesidades
sociales básicas de millones de personas con el consiguiente incremento de la
pobreza y de la exclusión social, y de poner en entredicho la legitimidad y
confianza en la democracia.
Europa pierde sus señas de
identidad, en un contexto mundial de aplazamientos e incumplimientos de los objetivos
de lucha contra la pobreza, el hambre en el mundo, y el desarrollo justo de las
comunidades, particularmente en África y en otros países y regiones del mundo
asoladas por la negación de los derechos ciudadanos, sociales, económicos y
culturales básicos, y en medio de conflictos y disputas bélicas que permanecen
año tras año y que son prueba evidente
del olvido y desinterés de los países del primer mundo por impulsar la
distribución equitativa de los bienes y recursos.
En el Día Internacional del Trabajo, UGT y CCOO, hacemos un
llamamiento a favor del trabajo y del crecimiento económico sustentado en la cohesión y la
igualdad, de acuerdo con el movimiento sindical internacional liderado por la CSI y con el movimiento
sindical europeo de la CES ,
demandamos la superación de los conflictos a nivel mundial y un desarrollo
mundial justo y sostenible.
EN
EL DÍA DEL TRABAJO EXIGIMOS UNA EUROPA MÁS DEMOCRÁTICA Y SOCIAL
Lamentablemente,
las actuales crisis políticas en Italia, en Chipre y en Portugal, ponen de
manifiesto con crudeza las consecuencias derivadas de unas políticas de ajuste
del déficit público diseñadas en un horizonte temporal imposible de cumplir, y
sin medidas simultáneas de impulso de la actividad económica. Ello pone en evidencia la incompetencia de
las instituciones europeas, el fracaso de las políticas de corte neoliberal y
la inutilidad e injusticia de las decisiones que condenan a las sociedades a la
pobreza, al desempleo y a la pérdida de confianza en su futuro, que son el
caldo de cultivo de políticas populistas y antidemocráticas.
En
este sentido, CCOO y UGT demandamos, en
confluencia con la CES ,
el establecimiento de un Tratado sobre la Europa Social , que incorpore un Protocolo de Progreso
Social, incluya un Marco Europeo de Negociación Colectiva y de Relaciones
Laborales, apueste por un cambio del modelo productivo basado en una
“transición justa”; sustentado en la igualdad laboral y salarial entre hombres
y mujeres, y la eliminación de todas las formas de discriminación en razón de
género, edad, origen, o convicciones políticas o religiosas; conformado por
objetivos racionales en materia de empleo, reducción de la tasa de pobreza,
derecho al alojamiento y reducción del analfabetismo funcional, la solidaridad
y ayuda al desarrollo.
Asimismo, el sindicalismo europeo defiende que el BCE
respalde la deuda pública de los países, la modificación de las políticas
de austeridad por otras que promuevan el crecimiento económico sostenible y el
empleo, el saneamiento del sistema
financiero sin castigar a los contribuyentes de los Estados, la ampliación
del mandato del BCE a la estabilidad financiera, la creación de una Unión
Bancaria y una Unión Presupuestaria Europea, la dotación suficiente y con
recursos propios de un Tesoro europeo, la
modificación del Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza, el
reforzamiento del protagonismo del Parlamento Europeo, la exclusión en el
cómputo del déficit de las inversiones públicas de futuro, la mutualización de
las deudas públicas a través de los eurobonos, la construcción de una
gobernanza económica cooperativa, y el planteamiento de proyectos generales de
desarrollo en el seno de
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